








En la Feria, los accesorios son “el todo”. Nada de alpargatas -por muy cómodas que sean- que las dejamos para ir al Rocío -quien vaya-. En la Feria de Sevilla, un tacón fino, zapatos de salón o sandalias de tacón. Cada una a la altura que su espalda se lo permita soportar. Unas medias finas, de rejilla o seda. Y a bailar…


En el pelo una buena flor y peinas, adornando el cuello unos pendientes vistosos -si son muy grandes, mejor prescindir de collares, bajo riesgo de parecer un árbol de Navidad.



Al salir o entrar el Recinto Ferial hay una serie de puestecillos que te ofrecen gran variedad de complementos y artículos de regalos, turrones y dulces, juguetes.. No es fácil pasar de largo sin deternerte y comprar algo que te guste. Pues bien, fiel a la tradición, aquí está el resultado. Un par de pendientes. Grandes. Como a mí me gustan. ¿Qué os parecen?


Ojos que ven, corazón que siente. Mañana habrá más. Espero que os hay gustado y entretenido :-)


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