The Praha bearded woman

Acabo de llegar de Italia. Absolutamente ebria de renacimiento y medievo me voy incorporando a la vida real tras despertar de un agradable sueño... Pero no quiero contaros mi último viaje sin zanjar primero la cuenta pendiente con el viaje de este verano a Praga. No sería justo dejar a medias tan mágica ciudad especialmente, cuando en lo que quedaba por relatar se incluye a la mujer barbuda de El Loreto. Seguimos pues, pero esta vez empezamos con una leyenda... Cuentan que allá por el s.VII a.C. la princesa Libuse y su marido fundaron Praga.

Desde entonces, la que empezó siendo una ciudad de cuento fue creciendo entre avatares que fueron formando ese carácter reservado y tosco de los paguenses.

En el pasado post os hablaba del carácter checo tan cercano a la desconfianza y la amargura. Pero no sería justo obviar los factores que, sin duda, han debido intervenir en que esto sea así. La I Guerra Mundial les zarandeó arrastrándolos en el bando austríaco, lo que provocó que muchos soldados desertaran o se unieran a la Legión Checa, con los Aliados. En la II Guerra Mundial Praga fue declarada 4ª ciudad del 3er Reich (1939) generándose una brutal represión nazi.

En la Primavera de Praga de 1968 el partido comunista, tras un Golpe de Estado, prometió crear un socialismo con rostro humano (¿¡) y tras eso, episodios continuados de abusos de otros paises imponiendo políticas a golpe de represión. Y no hemos hablado todavía del affair "religión". Esa pugna bestial entre católicos y protestantes que desembocó en episodios tan criminales como los 27 protestantes quemados por católicos en la Plaza Vieja -que os ilustré en la anterior entrada sobre Praga- o cuando los protestantes tiraron a consejeros católicos por las ventanas de la Cancillería en el Castillo.

Con este tortuoso pasado no es difícil entender -y hasta disculpar- el odioso carácter praguense que las nuevas generaciones -cada vez más ajenas al espírito dolido de sus ancestros- comienzan a cambiar. Hablemos de cosas más amables... En Praga se come muy bien, así que si el hambre os sorprende por la Ciudad Vieja os aconsejo que tomeis la calle Zelezná, que está a la derecha del antiguo Ayuntamiento -por la que entrábamos viniendo del Teatro de los Estados, ¿os acordais de la anterior entrada sobre Praga?- y que nos lleva hacia la calle Havelská, donde hay una iglesia barroca que no recomiendan en las guías turísticas pero que merece la pena visitar-.

Pues bien, en Havelská 23 está el comedor checo KORUNA. Es toda una experiencia gastronómica entrar en este self-service de comida tradicional checa a precios populares donde degustar los Knedlik (rebanadas de harina que usan para mojar en las salsas y no tiene nada que ver con el pan que comemos aquí); su conocido guiso de pollo o el estofado de ternera y para beber, cerveza Pilsner o Gambrinus - las dos más famosas que se producen en la ciudad.

Si terminas tu lunch antes de las 6 de la tarde, saliendo del Koruna a la derecha hay un espacio público típico, el Mercado de los Carboneros -la iglesia que se ve al fondo es la barroca que os recomendé antes-, donde ahora se compra fruta y souvenirs.

Allí están más baratos que en ningún sitio y más originales -como este belén magnético que me volvió loca cuando lo ví y ahora está en el frigorífico de mi cocina- o estas pulseras de cristal de

bohemia y el joyero de Mucha.

Otro lugar exquisito para comer es el U Modré Kachnicky (El Patito Azul) decorado art nouveau en el barrio de Mala Strana- en la calle Nevovidská 6, muy cerca de la Iglesia de Nuestra Sra de la Victoria, donde está el Niño Jesús de Praga y del Puente de Carlos IV. Su especialidad son pato, jabalí, ternera, perdiz o venado.

 

Otro sitio para comer es el Klub Architektú enfrente de la iglesia protestante de Belén -donde predicaba Jan Hus, el que tiene el monumento en la Plaza Vieja- La comida es internacional y el aceite Seville Premium!! -anda que si enteran en Jaen.

U zeleného stromu está en la calle perpedicular del Architektú y ponen el típico pato con verduras o patatas de Praga en una terracita encantadora. En invierno tiene esa planta y otra en sótano pero cubiertas.

Praga está minada de edificios art nouveau y no es dificil encontrar hospedaje bueno, bonito y barato como el que reservamos en Last Minute de 4 estrellas que está en el n. 26 del Boulevar de San Wenceslao y enfrente de la estación de metro Müstek, el STAYAT PRAHA. Desde allí hay otro puente, el Most Legil (Puente de la Legión) que os lleva hacia el barrio de Mala Strana, pero antes de cruzarlo hay que admirar el Národní divadlo (Teatro nacional)

construido a mitad del siglo XIX sin ayudas económicas de la burocracia alemana sino con contribuciones checas pues hasta entonces, las representaciones teatrales eran en alemán y en ese teatro solo y exclusivamente se hacen en idioma checo.

El puente nos lleva hacia la muralla del hambre y tras contemplar el monumento giramos a la derecha para subirnos en el funicular que nos sube a la Colina Petrín donde está el Rozhledna (mirador) -el hermano pequeño de la Torre Eiffel- construido en el mismo año (1891). Tras subir sus 299 escalones tenemos una vista espectacular de la city.

La bajada es bosque a través -salpicado de árboles frutales- antes de tomar el sendero que nos conduce hacia el Monasterio Strahov,

 

cuyos interiores estaban restaurando y la Iglesia de la Anunciación cerrada,

pero no su barroca biblioteca científica -la más importante en el s.XVIII-que se podía visitar.

De ahí a Novy Svet, el barrio del Nuevo Mundo que antaño fue un suburbio de casitas barrocas a las que las gentes que vivían en el castillo se escapaban para divertirse. Hoy día está ocupada por artistas.

San Juan Nepomuceno preside su entrada. Ese barrio nos lleva hacia El Loreto que está lleno de sorprendentes historias y estampas. Las fotos en el interior estaban prohibidas pero cómo puedes pedirle a un periodista que no retrate algo tan ¿sorprendente? La mujer barbuda -se dejó crecer la barba para no casarse según el deseo de su padre y permanecer inmaculada-, imagen de la santa Starosta muy venerada en Praga. Cualquier cosa con tal de atraer a los escépticos e indecisos a la iglesia.

Os hablo de la Contrareforma. Allí está la Casa de la Virgen María -que la trajeron unos ángeles volando de Israel, Sánta Ágata con sus pechos cercenados para desalentar a un pretendiente...

Todo bastante macabro y sorprendente.

De aquél shock al Castillo -lleno de fantasmas de quienes pasaron por allí en busca de un sueño:

Carlos IV y su idea de que Praga fuese ciudad imperial; el monarca Rodolfo II, rodeado de alquimistas y magos; los protestantes que arrojaron a católicos por la Cancillería; Hitler, con sus aires de grandeza...

y a la Catedral

-con esta maravillosa vidriera elaborada por Alfonso Mucha -la exaltación normanda-; .

y sus interiores.

Camino del callejón de oro -donde vivió Frank Kafka

 

nos encontramos la barroca Iglesia de San Jorge -donde dan conciertos de música clásica-

Y así vamos bajando de nuevo hacia la parte vieja de la ciudad donde nos queda por visitar el

barrio judío donde está ubicado su cementerio de 7 capas de tumbas por falta de espacio.

La escultura de la Virgen Negra

Los interiores y exteriores del Teatro Nacional,

junto a la Torre de la Campana, son otros de los edificios que merece la pena visitar en los alrededores de la Plaza Vieja. Y eso es todo. También estuve en Karlovi Vary, otro paisaje de cuento que os tengo que mostrar. En el próximo -y luego Florencia, Pisa y Siena. Os voy visitando en vuestros blogs.