GLORIOUS WEEKEND IN MADRID + MORE

Largo fin de semana para disfrutar de este mes de octubre que se resiste a dejar paso al otoño incipiente. Camino de la capital de España el tráfico, en dirección opuesta, se triplicaba a nuestro paso. Señal inequívoca de que más que octubre es el ciudadano quien realmente se hace de rogar para recibir al frío invierno y sigue buscando residuos de un verano que se fue, en las costas y montañas del sur del mapa. El Retiro estaba repleto de gente que sorteaba con alegría a patinadores kamikaze, actores de animación callejera, venta ambulante y –curiosamente- adivinadores del futuro. Los camareros de los quioscos de ladrillos, que salpicaban el parque, estaban muy enfadados porque no daban abasto para atender al numeroso público que demandaba sus servicios con nerviosismo.


Acostumbrados a disfrutar hasta el último momento de este clima cálido y pegajoso, tomamos la Autopista de Andalucía hacia el km.0, concretamente al Meliá América donde llegamos el viernes por la noche tras parada en el Tempietto del Centro Comercial Xanadú para cenar. Sin demasiadas ambiciones, el sábado nos fuimos al parque de El Retiro pero antes pasé por la tienda Hazel de la calle Velázquez para utilizar mi tarjeta descuento del 20% de ELLE.
Estas manoletinas eran las que me gustaban pero estaban agotadas en mi número así que me traje este precioso y original anillo. Los zapatos los encontré finalmente en otra tienda, Üterque de Plenilunio, el lunes, camino de las Lagunas del Ruidera.






La temperatura era realmente primaveral –y yo que me había traído dos de mis leather jackets en la maleta!- Yo no es que pasara calor pero vamos que la chaquetita de cuero de Stradivarius la paseé de la mano todo el día –excepto por la noche en el Outlet de Las Rozas Village-.

El Palacio de Cristal exponía la muestra “Reflexión sin sol/Proyecciones sin objetos”, una curiosa instalación de la artista belga Joëlle Tuerlinckx organizada por el Museo Nacional 

 
Centro de Arte Reina Sofía, que recrea y potencia sutilmente las peculiares condiciones lumínicas del edificio del siglo XIX a través de unos “rayos”, formados por multitud de filamentos de distintos materiales, que modulan la luz modificando así la percepción espacial del pabellón.


Los metafóricos “rayos de luz” se acompañan de distintas clases de brújulas elaboradas con materiales insólitos, como un bote de espárragos o una escalera, con las que la artista elabora una reflexión sobre el espacio y el tiempo y sus distintas concepciones. Para mí el Palacio en sí –tal cual desnudo de contenidos- es toda una experiencia.





Lleno de simbólicas “puertas” abiertas a un espacio virtual donde las sombras cobran vida propia. Pero el finde dio para más: Cuenca y Las Lagunas de Ruidera aunque eso será materia de otro post que ahora quiero comentaros más cosas.


Por cierto, de Las Rozas trajimos perfumes, geles y cremas de la recién tienda abierta de l´Occitane. No encontré allí el pañuelo de seda, las manoletinas o la chaqueta militar que buscaba así que un Chai Tea Latte del Starbucks templó mi “shopping frustation”.




Bueno... pues me pongo en marcha con el siguiente post y os cuento el resto...

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Fotos: David Sánchez

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